Lic. Marco Campos Mena
Estamos cerca de que se cumpla un mes de la tragedia del huracán Otis que devastó Acapulco y la herida sigue tan abierta como el primer día, aun cuando gobierno federal trata de hacer ver que ya es cosa pasada. No lo es.
Por desgracia, esta administración federal destaca por su falta de empatía y las politiquerías del día a día, cosa que queda más que al descubierto por las acciones tomadas.
Si bien, en un principio se tuvo “la intención” de hacer algo, lo que se necesita supera por mucho a los 18 mil millones de pesos que aseguró tener AMLO, cifra que representa a duras penas el 10% de lo que se necesita.
Lo interesante de ese dato es que nadie sabe de donde salió el dinero, AMLO solamente dijo que era dinero que tenía guardado para evitar la corrupción. ¿No es eso un acto de corrupción? Vaya que tener dinero del erario fuera de presupuesto, del que nadie sabe nada y que no es auditable es muy sospechoso. Me suena bastante factible que se pueda llegar a usar para las campañas y para llenarse los bolsillos, eso no es para nada combate a la corrupción y no sabemos realmente cuánto dinero hay allí.
Algo que más de uno llegamos a pensar es que el dinero que presumió tener puede ser lo que pretende saquear de los fideicomisos del poder judicial… ¿Será?
Lo cierto es que de algún lado ya están sacando 100 mil millones para darle carpetazo a esta situación antes de que se pueda quedar en la humillación por la inacción y se les siga reprochando que no se dio la alerta para prevenir a la ciudadanía, después de todo, la encargada fue una más de las ocurrencias de la 4T, poner a alguien que no cumple con el perfil para el puesto.
Ahora, después de la tragedia, hemos visto la falta de empatía de la mayoría de los miembros de la 4T. El tema ya no lo quieren ni tocar, no quieren asignar presupuesto para apoyar la reconstrucción, tampoco vemos que se estén preocupando por hacer algo, todas sus intenciones están enfocadas en los temas electorales, la presidencia de la república y las nueve gubernaturas.
Por desgracia, la economía, según López Obrador, funciona solamente mientras hay dinero de donde agarrar, lo cual ya no hay, y está entrando en su etapa terminal, el déficit presupuestario y la deuda.
Ahora enfrentamos los nuevos desastres, la falta de dinero para las siguientes contingencias, falta de dinero para enfrentar el invierno más impredecible (se dice que será uno de los más severos, pero es sólo un pronóstico) y la temporada de huracanes aún no termina.
Este problema presupuestario atravesará al siguiente sexenio, volviéndolo uno de los más difíciles para reactivar la economía y poder hacer las obras que nuestro país necesita.
No es para nada un secreto que el norte quedó peor que en el olvido, bueno fuera que sólo nos hubieran olvidado, ¡se ensañaron con nosotros! Nos quitaron presupuesto y nos dejaron al último para prácticamente todo.
Los Estados del norte aún enfrentamos nuestra propia crisis, pero, sabemos salir adelante, trabajamos y buscamos crecer en la adversidad.
El hecho de no tener una elección a gubernatura nos impacta también, pues, al quedar junto con la presidencial, habrá mucho más dinero inyectado desde la penumbra para promocionar a la candidata oficialista y a sus candidatos a gobernador.
La otra tragedia que nos sigue afectando es la inflacionaria, ¡ya no alcanza para vivir lo que ganamos!
Estuve preguntando a varias personas y dueños de negocios y la respuesta fue casi unánime, las ventas andan muy bajas y el dinero no alcanza para comprar lo mismo que hace un año.
Cada vez es más común ver que utilicen la tarjeta de crédito para completar la despensa, estamos igual que la administración pública federal, como el dinero no alcanza, nos endeudamos para cubrir los gastos normales, (el gasto corriente) pero empezamos el siguiente mes con más deuda y lo que abonamos no alcanza para cubrirlo, por tanto, nuestra deuda sube mes a mes.
La estrategia contra la inflación del Banco de México no está funcionando, lejos de desincentivar el crédito y el consumo para que bajen los precios, los mexicanos seguimos endéudanos y comprando cosas de alto costo para mantener un estándar de vida, esto ocasiona que la inflación no ceda, ya que, al haber demanda, el precio sigue subiendo, y, por otro lado, pagamos más intereses y dejamos de consumir en los negocios locales que hacen circular el dinero en la sociedad.
A este paso nos enfrentaremos a una crisis similar a la del 2008, pero con la diferencia de que esta será detonada por la deuda con los bancos, habrá impago sin garantías para recuperar y será detonada en nuestro país.
La pregunta entonces será a quién le toque esa bomba, ¿tendrá el valor de hacer un rescate bancario por el bien del país o preferirá un discurso populista que nos meterá en grandes problemas? Esto es algo muy similar al Fobaproa.
Después del desastre de Acapulco, ¿cómo nos irá con los otros desastres que está dejando la actual administración? ¿Aprendimos la lección? Lo único cierto es que nosotros como sociedad tenemos que sacar lo mejor de cada uno y trabajar en nuestra resiliencia para enfrentar los años que tenemos por delante para volver a enderezar el rumbo de nuestra sociedad y economía.