Benjamín Clariond Reyes, exgobernador priista de Nuevo León, mejor conocido como “El Benjas”, decía que la política consistía en que te acercaran una charola llena de excremento y te lo comieras, sin hacer gestos y además sonriendo como si de un apetitoso platillo se tratara; pues bien, la mañana del 12 de diciembre de 2022 Mario Delgado, Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena le acercó a Ricardo Mejía Berdeja ese plato lleno de heces fecales y le pidió que lo degustara y lo paladeara como si fuera un manjar, le dieron tiempo para que pudiera engullir unos buenos bocados, esperaron algunos días e incluso el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador le volvió a acercar el plato para que se comiera unos bocados de muy buenas proporciones, a cambio prometía hacerlo su representante casi personal en el estado de Coahuila, pero Mejía Berdeja se negó a comer de ese plato, cuestionó las encuestas en las que se basó Morena para seleccionar a su candidato en Coahuila y se negó a levantarle la mano a Armando Guadiana, rechazó también ser el representante personal del Presidente en Coahuila y renunció incluso a la subsecretaría de seguridad pública federal para buscar la gubernatura de Coahuila.
Mejía Berdeja tenía razones de sobra para no levantarle la mano a Guadiana, las sospechas de que hace equipo con el PRI aún hoy siguen vigentes y cada día que pasa se confirma la versión de que Morena y López Obrador recibieron con gusto el Estado de México de manos del priismo a cambio de Coahuila, era precisamente por esas circunstancias que lo que le acercaban a Mejía Berdeja era una plato de excremento y en la lógica política debía comerlo para recibir una recompensa después, pero decidió no probar ese platillo que se esmeraron en cocinar y hoy está pagando las consecuencias. La decisión que tomó Mejía Berdeja al lanzarse en busca de la gubernatura, fue en contra de toda lógica y sentido común, definitivamente no fue la más redituable en términos de su carrera política, pero, reconozcámoslo, esa decisión si habla de dignidad, de valentía y, si, también muestra lo difícil que ha sido para él bajarse de la silla voladora cuando fue el propio presidente de la república quien lo subió.
Los actos políticos del Partido Verde y del Partido del Trabajo sumándose a Morena y apoyando la candidatura de Guadiana muestran que a partir de ahora las puertas de Morena en cualquier ámbito estarán cerradas para el otrora Subsecretario de Seguridad, no tendrá cabida ni en la oficina más rascuache del municipio más pequeño que gobierne Morena, en términos de historia digamos que como Hernán Cortez que mandó quemar sus naves para no dar marcha atrás, Morena, Mario Delgado y el propio López Obrador le ayudaron a Mejía a quemar sus propias naves, ya no tiene a donde y la única opción que le queda en el horizonte político se llama Coahuila.
Es más que improbable que Mejía Berdeja gane el domingo, a estas alturas ya resulta difícil pensar que superará a Guadiana y a Morena, el hecho de que el PT haya decidido doblegarse implica también que no habrá un futuro para Mejía en esa organización política, eso lo saben él y sus seguidores, tal vez por eso ya se maneja la versión de que buscarán conformar un partido estatal que se nutriría con los liderazgos expulsados por Morena.
Hace 18 años, cuando Humberto Moreira ganó la gubernatura, Mejía Berdeja, quien había apoyado al contrincante del profesor decidió irse en busca de un futuro político que encontró en el estado de Guerrero, esta vez es muy probable que no se vaya de Coahuila, tal vez se quede a encabezar ese nuevo partido político y se convierta en némesis de Manolo Jiménez durante los siguientes seis años buscando presentarse nuevamente como candidato a gobernador en el 2029, un año que se ve muy, muy lejano. De todos modos, Coahuila será una de las pocas puertas abiertas para él.