Aprendiendo del maestro

Por Enrique Abasolo

Tuve que leer las declaraciones (honestas, orgánicas y para nada calculadas) hechas por el autor de la catástrofe coahuilense, Humberto “The Master Of Disaster” Moreira, en su triunfal regreso a la vida pública y los reflectores.
Dado que me resulta materialmente insoportable verlo en video (su facha pandillera, su voz embustera, sus modales cerriles), me tuve que remitir directamente a las transcripciones de lo que dijo a la prensa en ocasión de los respetos que fue a rendirle a su predecesor, el longevo ex Gobernador, Eliseo Mendoza Berrueto.
Y si digo que “tuve que” leerlo es porque en realidad tuve que hacerlo. Por más que me pese aceptarlo o quiera negarlo, cualquier cosa que Moreira Valdés escupa, luego de su prolongado hiato, es noticia. Cualquier cosa: Así sea que se desayunó chilaquiles con tortilla de harina y ahora está estreñido, ya le digo, lo que sea que brote de su bocaza de Muppet es de consignarse en los medios informativos.
Todo lo que declare un estadista, un líder, un astro de los deportes o un delincuente tiene valor noticioso. Usted ubique al profe en la categoría que mejor le plazca.
En el caso concreto de Humbertico, sin embargo, la mayor relevancia se la da el hecho de ser sus primeras declaraciones en prácticamente lo que va del sexenio. Haga de cuenta que él comenzó la cuarentena desde el 2017, cuando tras ser derrotado como candidato a una diputación local por el “Partido Joden” y así quedar expuesto y sin fuero, se alejó del ojo público.
De hecho, durante dicha campaña, no hizo proselitismo presencial: Se promocionaba a través de videos y de sus redes de operadores políticos, pero sin asolearse ni dar la cara, sin visitar al electorado ni ofrecer entrevistas “banqueteras” (de banqueta, no de banquetes). Y es que sabe mejor que nadie que eventualmente llegará un reportero, un periodista, un medio o una pluma libres a hacerle alguno de los muchos cuestionamientos por los que tiene que responder y paga para que nunca se los formulen.
El factor “sorpresa” no obstante le permitió ahora marcarles a los entrevistadores la pauta, hablar libremente de lo que se le diera la gana y no dar pie a las preguntas incómodas.
Pero el profe “colombiano” no puede hacer su numerito cualquier cantidad de veces que se lo proponga. Tiene de hecho su acto una vigencia muy corta, envejece mal y pronto, caduca casi al instante. Basta con que se rumoree su presencia para que una horda de reporteros se apersone a las puertas del Infierno de ser necesario. Y muchos podrán ser sus comparsas, sus plumas a sueldo y prestarse a su jueguito para hacerle todas las preguntas a modo. Pero es suficiente con que un solo periodista honesto haya hecho la tarea, con uno que no esté bajo su nefasto influjo, para meterlo en el territorio enemigo que durante todos estos años ha evitado pisar.
Bien, el hecho de haber “servido el saque” le dio una cierta ventaja a Moreira, quien, como ya dijimos, agarró a todos tragando mocos y habló de lo que él quiso.
Y mire lo que son las cosas, hoy Humberto Primero “El Bailador” se nos presenta como un político perseguido, difamado, injuriado, vilipendiado. Un político bueno, honrado, justo, probo, que padeció la ojeriza de quienes en su momento detentaron el poder (¡Wow! ¡Eso me suena harto conocido!).
No sólo eso, resulta además que hoy, Humberto “el Eremita” Moreira es un ser humano profundamente afín e identificado con el proyecto de nación que encabeza nuestro Presidente, ciudadano Andrés Manuel López Obrador.
¡Mira, tú, qué jodidamente conveniente! ¡Qué coincidencia tan afortunada! Resulta que los enemigos de Humberto son los mismos, los mismitos, que siempre le han hecho la vida difícil a López Obrador. Esos que conspiraron para arruinar la reputación, legado, y buen nombre del profesor Moreira Valdés, son precisamente los que encabezan la nefasta y desleal oposición al Benemérito de Macuspana, son quienes le impiden a hacer un ejercicio cabal del Poder y son los que le heredaron la sarta de problemas con los que el Presidente viene lidiando y que le quieren endilgar a él como si fueran hoy su responsabilidad.
¡Dígame si no es afortunadísimo que dos almas atormentadas por los mismos malditos ‘dementores’ se crucen y en sus semejanzas encuentren la fortaleza para salir adelante!
Humberto se fue de lengua y no sólo culpó a Calderón -como es natural- de cualquier desgracia que hoy azote a la Nación, sino que la emprendió además contra el exmandatario favorito de AMLO y el más guapo que jamás haya ceñido su cuerpo con la banda presidencial, Lord Enrique Peña Nieto Bebé, a quien culpó de haber fraguado su debacle como político, pese a que antes Moreira besaba el suelo que EPN pisaba.
Luego abjuró del partido que llegó a presidir, el PRI, y aseguró que en el estado de Hidalgo la elección está cantada en favor del candidato de MORENA, y a Carolina Viggiano (abanderada del PRIAN y cuñada del propio Humberto), le vaticinó la más catastrófica derrota
De manera que “el bofe” Moreira, igual que esos gatos que le llevan una rata muerta, una cucaracha o cualquier cosa que hayan podido cazar a sus amos a manera de ofrenda, le mostró a Andrés Manuel sus respetos y sus lealtades por encima de sus viejos lazos partidistas o familiares.
Mire, ya un poquito en serio, pero solo un poquito, no me extraña nada que Humberto se ponga de tapete ante quien sea con tal de seguir vigente y tratar de lavarse un poquito el hedor que se le quedó pegado al cuerpo desde que ocupó la Gubernatura de Coahuila.
Pero el que sin duda vuelve a sorprendernos y a retar nuestra capacidad de asombro, elevando nuevamente la barrera de nuestra incredulidad, es el propio Presidente, quien lejos de desmarcarse, de pintar su raya o de poner distancia entre la investidura presidencial (la misma que tanto le preocupa con excepción de las veces que la utiliza para limpiarse la co… chinita pibil luego de comer antojitos)… en vez de dejar en claro que no pertenecen a la misma ralea, que él y los Moreira NO son amigos, lo que hace AMLO es validarlo, validándose a su vez con sus comentarios: Es decir, retoma las afirmaciones de Moreira para sustentar las propias.
No hablemos ya de lo tremendamente equivocado que es utilizar lo dicho por un pillastre para apuntalar una argumentación propia; dando además por buenos los dislates del coahuilense; el Presidente además indirectamente lo está arropando, le está brindando cobijo y dándole cabida en su proyecto.
Faltaría todavía ver si Humberto pasa a engrosar la MORENA, es decir, las filas del partido o de la 4T. Pero de darse una eventual alianza o colaboración, uno obtendría la impunidad, el fuero y la vigencia que las urnas le negaron; mientras que el otro recibiría una Master Class, un consejo millonario, un curso de actualización, sobre cómo dominar a la masa con populismo, bravuconadas políticas y promesas de redentor.
En una de esas AMLOVE todavía tiene algo que aprender del maestro.